Ale y Ricky
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"Éste es Pablo… Él nació sin más medicina que el cuerpo y el coctel de hormonas de su madre abrazada por su amoroso y entregado esposo.
El día que Pablo envió por la madrugada señales de tocar la puerta, empezaron los mensajes para preparar su bienvenida, mas no había nada qué preparar, ¡¡Èl ya había planeado TODO!!
Nacería libre y A SOLAS CON SUS PADRES, atestiguados una servidora que los dejó ser y estar. Que vio con sus ojos la maravillosa transformación de una mujer que dice sí al paso de la vida por su cuerpo y se da el regalo que la naturaleza le tenía previsto, PARIR DESDE LO MÁS PROFUNDO Y GOZOSO de su ser.
La primera parte del trabajo de parto era hasta cierto punto incierta porque no había dolor, ese amigo que nos indica en dónde estamos. Había solo paz y consciencia de que Pablo estaba cerca y el dolor no era necesario para guiarnos, la intuición lo fue todo, así que la abuela y el tío de Pablo me recogieron para ir a casa de los felices padres.
A la hora de la comida llegamos… y pues nos pusimos a comer, mientras la bella Madre ya gozaba de sensaciones intensas que apenas acababan de iniciar hacía un ratito, su esposo, compañero y amante la contenía, la tocaba, la respiraba para contagiarse de las hormonas de placer que ella segregaba mientras su bebé avanzaba hacia ellos.
El Parto se vivió como algo cotidiano, normal, natural, nadie estaba enfermo, así que no había máquinas, ni doctores, ni medicamentos, había una recámara calientita, una habitación llena del amor de sus padres, una regadera en donde meterse cuando el cuerpo quisiera agua calientita, un olor en el aire que conectaba a los papás con su olfato y su instinto más mamífero, y ya… no había nada más para dilatar, para abrir, para pujar. Pues no se necesitaba nada más que el cuerpo de la Mamá y el tacto amoroso de Papá.
En la cocina los abuelos y el tío y yo sabíamos que en la recámara algo maravilloso ocurría. Pablo, su Madre y su Padre se reunían en un sitio diferente de esa recámara, para regresar juntos a este mundo físico. Es importante dejar que la pareja que concibió a su hijo en la intimidad de sus almas y cuerpos desnudos, tenga ese espacio mismo para darlo a luz con el mismo placer con el que fue concebido… Así que disfrutamos de la limonada y las verduritas con pollito, mientras ellos hacían lo suyo…. Llenarse de placer y amor para que con eso mismo naciera bañado ese sabio bebé tan esperado.
Cuando subí a la habitación, de un momento a otro las expansiones se hicieron INTENSAS…. casi no hubo escalas… ya que inició el parto activo, intenso, fueron alrededor de 2 a 3 horas de que el cuerpo envió sus sensaciones intensas, para lo que la mamá, siguió pues su instinto, se movió como quería, se acomodó en su pelota, en el piso para arraigarse y plantarse fuerte como árbol. Su esposo pariendo con ella se iba también al suelo… juntos respiraban!!! E inhalaban y exhalaban el momento y la vida, y en esa respiración iban los dos juntitos hasta llegar a Pablo y llenarlo del alimento básico y primero del cuerpo, el Oxígeno, el aliento del espíritu, la esencia que comunica la vida. Su comunicación con su bebé era evidente.
La mirada de la mamá estaba puesta en otro sitio muy distinto de lo que nosotros podíamos ver. El papá y yo veíamos que ella no estaba ahí, ella estaba dentro de sí misma con su hijo.Esa mirada inolvidable de verse a sí misma es un regalo que el parto nos da… Lo que uno ve es propio, es lo más real de nosotros, y lo mejor, no se puede describir…. Nadie nunca sabrá lo que cada mujer ve cuando se ve por dentro en un parto libre.
Llegó el momento intenso donde la regadera fue requerida… y el agüita calientita hizo la dilatación más amena y en medio de sonrisas de la madre, el papá la contemplaba enamorado y tranquilo de ver que se puede uno reír en medio de las famosas contracciones. Muy poco después de ese momento caliente, llegó el pujo…
Vivieron el pujo juntos abrazados en ese mismo baño donde quedaba el vaporsito de la ducha caliente que los había acompañado en la dilatación con el poder vital que tiene el Agua, que nos hace fluir….La mamá dijo, cómo, cuándo y dónde. Ese empoderamiento de una mujer conectada consigo misma.
En la habitación se acomodó en la posición que más a gusto sentía para dar a luz (verticalmente), su esposo frente a ella. Y cuando Pablo decidió llegar, su Papá lo recibió y sus manos amorosas de papá fue lo primero que tocó su pielecita, y esas manos lo llevaron al pecho y corazón de mamá donde volvió a escuchar ese tamborcito del latido que él conocía, reconocía y amaba… Así que se quedó tranquilo y seguro, conoció esta vida por primera vez y para él la vida es hoy lo que fue en ese primer momento, amor, seguridad, calor, hogar, confianza…
Ellos se regalaron los primeros minutos para ellos. Se llenaron de sus pieles colonizando a su bebito como la naturaleza manda, se llenaron de sus respiraciones, de su amor, de sus primeras miradas, y no permitieron que nadie les robara ese momento único e irrepetible que es la IMPRONTA del recién nacido.
El cordón fue separado mucho después del nacimiento. Para ese entonces ya toda la sangre, células madre, oxígeno, hierro, etc en la placenta habían pasado a Bebé, a quien pertenecían.
Ya después de todo, la mamá se acostó por primera vez en una cama con su bebé al pecho para que la Placenta naciera libre y cómoda a su ritmo sin ser jalada. La placenta estaba pintada de un árbol bellísimo lleno de ramas extendidas, abundantes y frondosas. El árbol de la Vida de Pablo nutrido por sus Papás. La placenta fue tratada con respeto, y pasó por un procedimiento amoroso de conservación, deshidratación y encapsulamiento, para ser tomada en el postparto y regresar a mamá y a bebé toda esa energía y fuerza vital que era de ellos, para disfrutar el postparto con enrgía y gozo hormonal.
Desde ese momento y hasta hoy han gozado placenteramente de una lactancia blanca y abundante que a los 3 los ha llenado de conexión y revelaciones de esta nueva etapa de vida…. El amor es así… Es para vernos, sin juicios ni limitaciones, pues el regalo de la vida es el Placer!
GRACIAS, GRACIAS por permitirme vivir y contar esta historia que expande a la redonda la sabiduría que cada ser humano tiene dentro de sí. Alejandra, Ricardo y Pablo… Ha sido un Placer conocerlos y verlos transformarse en Ustedes mismos.
Mi gratitud es infinita.
Thania Medina