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Marissa y Allan

El Parto del que nació Alissa no tiene igual. Fue un viaje de 3 días de este tiempo, pero un instante en la memoria instintiva de madre e hija.

Muchos podrán pensar que fueron 3 días de sufrimiento, porque les han contado que el parto es un dolor igual a un sufrir. La realidad es otra con muchos más colores que ese.

 

Pero a decir verdad no se necesitó medicina alguna para el dolor en todo ese tiempo, 3 días que empezaron de suave a intenso, 3 días donde las expansiones de espaciadas se fueron a frecuentes y más frecuentes y luego a espaciadas al grado de poder dormir entre ellas y agarrar vuelito gozoso.

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3 días donde mamá y papá se espejearon. Mamá a veces preguntaba qué hacer, y la respuesta era imitarla, para que se viera, se espejeara, pues justo lo que hacía era lo que bebé y ella necesitaban… El ritmo de las expansiones, que era como un vaivén, era simplemente perfecto para ellas. Les dio todo el tiempo que necesitaban para liberar algunas emociones en el camino y encontrarse de frente más ligeras y más ellas.
Se rompieron las reglas de las etapas del parto, porque el nacimiento libre es así. Libre de reglas, libre de protocolos, libre de relojes y de medidas.

Marissa De Fi para acompañar las sensaciones de las expansiones más intensas usaba como medicina su propio contoneo, también le gustaba ponerse en una posición de 4 apoyos, respiraba a profundidad y la respiración era espejeada por Papá.

El 1er día y noche fueron en casita, al ritmo de fruta picada que su esposo le daba con gusto y emoción, compartiendo el parto con su hija mayor y la abuela, al ritmo del sonido de sus respiraciones y su voz en las expansiones más fuertes. Una madrugada desvelada con el gozo y descanso que Alissa traía entre expansiones, mismas que la acercaban al primer abrazo con mamá. Papá estaba con mamá y al mismo tiempo también estaba con su otra hija pequeña que sentía obviamente que algo extraordinario estaba por pasar… y quería brazos, quería estar…

El 2do día que ya era momento de irse al hospital y darle toda la atención a Alissa, fue también en libertad de movimiento, de caricias, de besos, de contoneos, de roces, de amor, de palabras de confianza, de paz, sin más medicina que el cuerpo y sus hormonas de energía, placer y bienestar, disfrutando en pareja en el hospital de un bañito calientito que relajara el cuerpo y alivianara las sensaciones. Con revisiones breves para escuchar la voz de bebé (su latido, su tambor). La noche la dormimos entre expansiones y contracciones. Marissa aprovechó para agarrar vuelo, fuerza, ese regalo de descanso que da el cuerpo entre cada expansión fue tomado y gozado.

La mañana del 3er día fue un poco distinta, aunque Mamá y bebé estaban perfectas, pues no se puede estar de otra forma cuando se bañan la una a la otra de la oxitocina hormona de amor y placer, de vinculación y a la vez causante de las expansiones del parto, la Doctora opinaba diferente.

Algunos médicos en ocasiones tratan el parto con protocolos y tiempos para todas las mujeres como si fueran iguales cuerpos, iguales partos, iguales bebés, iguales historias…. Las palabras de la Doctora dejaron de ser las de confianza en el cuerpo que habían sido anteriormente. Ahora eran atemorizantes e incluso amenazantes. Para ella si bebé no nacía por cesárea en ese momento, tendría entre otras cosas autismo y demás condiciones que sobran nombrar pues consideraba que era demasiado tiempo. Para ella bebé estaba sufriendo aunque sus latidos cardiacos indicaban lo contrario. Para ella la bebé estaba enorme y no bajaría por el canal, para ella la mamá debía de estar acostada porque las posiciones libres de mamá no le ayudaban. Para ella esta hermosa mamá no podía parir a su hija. Nos dio un rato más en lo que iba a hacer una cesárea y volvería para seguir con la cesárea para Marissa, cosa que no sucedió.

A veces desde nuestros propios miedos hablamos y tal vez eso fue lo que pasó con la Dra. Pero nosotros entendimos que eso era de ella y no de Marissa, ni de Alissa. Entendemos que los médicos tienen que respetar protocolos, pero nosotras las mujeres y los hombres habremos de respetar nuestro cuerpo y nuestro sentir primero.

Y aunque esa mañana fue un lapso de tiempo estresante para papás y bebé que nadie desea para sí mismo, podrían pensar que estos papás al escucharla perdieron confianza en ellos o en que su hija sabía nacer. PERO NO FUE ASI¡

Eso para ellos fue todo lo contrario, una confirmación de que el cuerpo sabe cómo parir, cuando lo escuchamos y lo respetamos. Los tres transformaron ese discurso desalentador en CONVICCION en CONGRUENCIA y en SABIDURIA INTERIOR. Haberlos visto hacer esa transformación de ese momento en algo positivo fue IMPRESIONANTE y un verdadero regalo.

Claro que tuvimos que sacudirnos esos miedos que la doctora había vaciado en la habitación, literalmente sacudimos el cuerpo, limpiamos el aire del cuarto con otros aromas diferentes a esas palabras que no eran de bebé ni de mamá, que eran externas. NO nos las apropiamos pues no eran de ninguno de nosotros. Y limpio el lugar, Mamá, Papá y bebé siguieron su camino que era en realidad todo lo contrario a eso.

Al llegar la doctora luego de su otra cirugía, los papás decidieron que no continuarían con ella. Allan, Papá de Alissa al cabo de unas horas consiguió otro médico que al llegar volvió a confirmar la tranquilidad y la confianza en que todo estaba como Marissa y Alissa decían, Bien.

Era el 3er día y tal vez la adrenalina del susto nos despertó a todos un poco. A veces las cosas tienen más razones de ser que las evidentes. Marissa y Alan estaban increíblemente activos, entre las miradas, entre el contoneo, entre agacharse, pararse y todo lo que el cuerpo fuera pidiendo, Marissa seguía sin ponerle mente, solo intuición, instinto y amor por su hija que claro que sabía nacer y a ella misma que claro que podía parirla.

La dilatación era también un vaivén, de verdad que iba y venía y de repente se quedaba… había rugidos y había emociones que querían salir… Tal vez la dilatación se detenía para decirnos que había algo que liberar antes… y eso ayudaría también a que bebé bajara más.

Los sabios papás dieron rienda suelta y aprovecharon que el parto es sanador… y sana a la redonda. Desciframos qué era el rugido que sabiamente Marissa estaba liberando, como solo puede hacerlo una mujer que está viviendo su trance y viaje completamente conectada con todo su ser. Y entonces la emoción fluyó con el agua, tanto de su fuente como de sus ojos. Había mucho agua en su bolsa, y el agua está hecha de emociones que piden fluir… Ella lo hizo increíble y sabiamente, conectada con cada célula de su ser, y su Esposo la acompañó cada segundo de esa liberación con su propia Agua, se fundieron en el parto eran uno solo con Alissa, fluyendo en ese río de emociones. Alissa seguía naciéndose en un ambiente más allá de empoderado donde sus papás y ella vencieron todos y cada uno de los aparentes obstáculos que para ellos no fueron más que mensajes de confirmación y de empoderamiento.

Finalmente la dilatación completa sucedió, y bebé había por fin bajado a la entrada casi final, como si el río de emociones la hubiera llevado hasta ahí… Solo que su cabecita aún estaba recargadita en un huesito, a gusto, pero ya era tiempo, había que acomodarla, así que viendo que ya estaba ahí, mamá cambió de posición para ayudarse mutuamente, disfrutó de los abrazos del rebozo para mandar un mensaje a Alissa de que bajara su cabecita al orificio de entrada, le hablamos y la sentimos ya cerca muy cerca… Y funcionó, bebé se acomodó, bajó su cabecita al orificio de salida de la gran Pelvis¡

Y Marissa sintió en ese momento ganas de pujar, las reconoció inmediatamente, pues después de 3 días, esta hermosísima mujer era una Maestra en el Arte de Parir, fueron solo unos minutitos de Pujo tal vez 3 o 4 pujos, en los que el Doctor alcanzó perfectamente a llegar y ser testigo, apoyo y cómplice del Parto Libre e Instintivo.
Para Pujar Marissa se acomodó en cuclillas recargada en las piernas de Allan. Allan fue su apoyo como siempre, pero esta vez para que Alissa saliera de la última escala del camino. El Doctor pidió poner unas toallas debajo de Marisa en donde se acomodó solita Alissa al nacer suavemente sin jaloneos, ni intermediarios, simplemente libre, para llegar y nacerse como ella sabía hacerlo.

Las primeras manos que Alissa sintió fueron las de su mamá quien la tomó diciendo LO LOGRAMOS¡ e inmediatamente después el abrazo colectivo con Papá, su gran Guardián. Los demás fuimos testigo de que esos tres días tenían este bellísimo final de euforia, risas, abrazos…

La impronta es la primera memoria de la vida que define nuestra personalidad.
Para Alissa entre muchas cosas fue una impronta de que podrá haber muchos ruidos externos, pero el sonido interno y los mensajes de su propio cuerpo y corazón son los que tienen la razón cuando se está así de conectado con ellos. Una impronta de Euforia y Triunfo. Una Impronta de vencimiento de miedos con libertad y de que las emociones son para fluir placenteramente. Una Impronta llena al 100% de los brazos y amor de Mamá y Papá. Maravilloso...

Esa noche misma dio sus primeras amamantadas de calostro, oro líquido, durmieron juntos, oliéndose, hablándose, bañados todos de la Oxitocina, Hormona del Amor, que en 3 días generó una montaña de enamoramiento y gozo por la vida, traducida en la carita hermosa de Alissa.

Gracias a la Doctora por su sabia intervención, Gracias al Doctor que vino a ser un respaldo y un apoyo invaluable en un momento de incertidumbre. Gracias a las enfermeras que respetaron la intimidad de la pareja en un acto tan sexual y placentero como es el parto.

Y por mi Parte gracias a Marissa y a Allan por invitarme a ser testigo de uno de los nacimientos más increíbles y poderosos que me ha tocado viajar… Los admiro desde el alma. Y mi gratitud a Alissa por permitirme ver su llegada y ser guardiana de su camino entre dos mundos.

Con mi cariño más profundo y mi gratitud de cada poro de mi piel. Con millones de palabras y a la vez ninguna que describa tanta maravilla.

Thania Medina 

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