Carta: Primer Trimestre.

Amorcito nuevo, y antiguo a la vez. Este primer trimestre has decidido anidarte y mi Sí te ha arropado como miel dulce y pegajosa, dorada y antojable. Hemos sido nuestr@s y exclusiv@s.

Nuestras existencias unidas han sido nuestro gran secreto en íntima complicidad en un mundo donde entre otras cosas la moda es hacer público cada momento del día.

Así en este silencio infinito nos hemos contado todo lo que en 3 primeros meses podemos contarnos. Nos hemos llamado, y nos hemos escuchado. El famoso ritual de llamado del Alma, lo celebramos cada mañana y cada noche. Nuestro ritual han sido las caricias de a diario y los cantos, los rezos matutinos y derivaciones nocturnas, las conversaciones y apapachos con tu hermano y tu papá, los ladridos de nuestros 4 perros, las flores que el rosal nos daba a diario, los baños de sol que junto a mis perras tomo al lado de las hormigas.

Y así nuestro cotidiano nos comunicaba entre hambres feroces, antojos inevitables, sensaciones progesterosas, sueño infinito Durante día y noche, platillos inéditos y platillos recreados, ganas de limpiar el nido aún desde ahora y agua en los ojos cada vez que había oportunidad de disfrutar la exacerbada sensibilidad que trae consigo el habitar dos seres en uno.

Las consultas medicalizadas fueron desmitificadas, innecesarias por lo que prescindimos de ellas. Al final de cuentas si era tu deseo te quedarías, mi Sí ya estaba dado desde hacía tiempo. En realidad vienes de un linaje de parteras y curanderas que conocían su cuerpo, así que elegimos apostar a esas huellas dentro nuestras y seguimos la pista entre calorcitos, bebidas y presencia. Y así estuvo bien, y está bien merecerse ese infinito saber.

Nos dimos una pausa de lo rápido y saboreamos lo que no tenía prisas. Nos merecimos una ocupación que además de amar, nos permite ser flexibles en el tiempo, y el espacio. Además la temporada de lluvias nos ayudó para querer estar en casita anidando calientito y húmedo.

Qué abundante momento, 3 meses, 3 lunas y una de ellas eclipsada, cuánto para nosotr@s solit@s, y al mismo tiempo amb@s todit@s palpitando junto a todos los corazones que habitan a la Madre que nos contiene a todo lo que existe.

Gracias vida mía por elegirnos, por tanta tranquilidad y certeza en nosotr@s. Caminamos junt@s al siguiente trimestre.